martes, 17 de mayo de 2011

Un día ofú

Hoy es un día de esos de "ofú"
He tenido un momento malo donde las haya, y estoy tocada, muy tocada. Empujada por un sentimiento de rabia he acudido a "reconciliarme" con el mundo. Y ni corta ni perezosa me he plantado en un confesionario, de esos que nunca me han gustado porque no veo la cara de quien me escucha. Pero tenía tanta necesidad de pedir perdón al mundo, y de recibir el perdón del Padre, que no lo he pensado dos veces, a pesar de ver desde la puerta las tablitas de madera. Me he acercado e intentado arrodillarme por el lado visible, intento fallido pues la voz que salía de la parte interior del habitáculo me ha dicho "por el lateral".
Y desde ese momento ya he empezado a sentirme mal, pero la fuerza que me empujaba, como he dicho, era más fuerte que yo. Desde el minuto cero de mi "confesión" me he  sentido mal, mi interlocutor (quien deduzco no era mayor pues su voz no lo aparentaba, ya que es lo único que he "visto" de él) me ha juzgado cruelemente, duramente, sin medida. Y a cada palabra mía recibía un hachazo suyo. Creo que la función del ser escondido en ese cuartico de madera no es juzgarme, pero quizá esté equivocada y solo tenga en mi cabeza bellas teorías sobre un Sacramento al que hasta ahora respetaba.

Culminada mi exposición detallada de mis errores, humanos, he recibido la penitencia, aunque aún ahora sigo dándole vueltas a si la penitencia no será en realidad todo lo que el individuo que se escondía tras los barrotes de madera me iba diciendo sobre lo que yo le decía.

Estoy totalmente perdida. Ya no se si es que me merecía todo lo que me ha dicho o es que la palabra tacto y ese hombrecillo están reñidas. Lo que si tengo claro, más que claro, es que pasará mucho tiempo hasta que vuelva a pasar por algo tan bochornoso, todos mis esquemas se han desmontado y ahora lo único que siento es rabia, impotencia y un horrible sentimiento de desconcierto. Hace tiempo que me convencí de que la reconciliación era bella, bonita y necesaria, pero hoy toda esa teoría ha quedado hecha cenizas y se ha esfumado cual cigarro que se consume por el aire, y soy incapaz de verlo de otra manera.

Dolor, dolor es lo que hoy siento en mi cotidaneidad.

10 comentarios:

Analía dijo...

no sé que decir, que feo Noe...

Yo soy de las que les cuesta muuuucho acercarse a la Reconciliación, busco la iglesia más desconocida...el sacerdote jamás visto, y así y todo apenas si puedo una vez al año. Alguna muy fea experiencia en esto, me hizo tener mucha resistencia; pero me sentí identificada con el deseo, con esa fuerza que a uno lo empuja a querer evidenciar el perdón del Padre, y ahí estoy en busca esta vez de un confesor "conocido". Veremos si me animo, me dije que no pasa de esta semana...y ahora te leo, y uffffffff...

Un beso grande! y ánimo

Noe dijo...

Analía, no te quedes con mi vivencia porque seguramente andes con más bendición que yo.
Hasta ahora nunca había sentido nada parecido en la vivencia de la Reconciliación, jamás. Además desde hace un tiempo la habia viivido como algo bien bonito, pero... lo de hoy ha roto mis más internos esquemas.
Hoy, además me he ido a una parroquia que no es la mía. Lo que sentía me quemaba, me ahoga y tenía la necesidad de la urgencia, del tiene que ser ya si o si.
Y en estas me encuentro, super desconfiada ahora mismo.

Analía dijo...

claro que cada quien va haciendo su experiencia, pero yo también tuve alguna vez de estas, y eso me condiciona aún hoy al momento de acercarme.Ahora mientras leía, recordaba lo mío...

edna dijo...

Jejeje
Ayyyy que cosa tan chunga ir a un confesionario... ¿te acuerdas? Colares ^^

Blemrmi dijo...

Querida Noe:

Ciertamente ha sido una mala experiencia, pero no la generalices por lo que más quieras... es cierto que Dios no siempre llama a los que tienen tacto, e incluso algunos que lo tienen... la vida les hace perderlos. No con esto quiero disculpar a ese cura joven, que tuvo la suerte de acercarte a Dios y la desperdició, olvidando la miseriordia, y que Dios lo sabe todo, y que antes de que le pidas perdón... ya te ha perdonado.
Imagino que tu desmoronamiento impedirá que busques a alguien más majo para estos momentos, es importante buscar una buena persona, un buen sacerdote y así borres ese mal trago... si puedo ayudarte por recomendandote algún lugar será un placer.
No olvides que Dios te ama y que lo imporante es que tú sientas en tu corazón su perdón... su cercanía y su cariño... no siempre las mediaciones... por el hecho de sre humanos... son las adecuadas.
Gracias por tu sinceridad!!! rezo!!!

Noe dijo...

Ednis, recuerdo aquella tarde en el retiro de Colares, lo que nos pudimos reir...

Blemrmi, ahora mismo no puedo verlo de otra manera. Por más que le doy vueltas, en serio. Lo pienso y me siento una tarada por ir a contarle mis errores a alguien para sentir el perdón del Padre. Ahora mismo no puedo entender la Reconciliación bien, lo siento.

Blemrmi dijo...

tienes mucho derecho a sentir lo que sientes... aveces ahi cada taradito que... pero mira otras experiencias para no quedarte solo con la amla. Te entiendo... ya ves que soy monja y joven y he tenido varias experiencias... pero lo importante de todo esto es tu expresión, tu necesidad y tu búsqueda y tus certezas... cualquiera no hace hoy por hoy lo que has hecho tú, y eso habla de coherencia y fe... no la pierdas!

Noe dijo...

Llevas razón, sé que es algo aislado pero ¿sabes?, creo q partir de ahora lo haré escasas veces. O por lo menos tendré mucha más precaución antes de lanzarme al vacío.

Unknown dijo...

Hola Noe:
no me conoces, pero yo sí conozco tu blog y a través de él a ti. Me gusta mucho leerte, y nunca te escribí hasta hoy que me vi LANZADA a darte mi apoyo. Sé que experiencias como la que has tenido, dejan muy mal, pero ánimo, el Señor Jesús, está esperándote, te ama y te perdona y ÉL no te diría las cosas que te dijo ese sacerdote.
Bueno, cuenta con mi oración

Paula dijo...

A ver manita... ¿qué fe tendríamos si no pasamos por pruebas de este tipo? San Pablo decía que "todo es gracia", recuérdalo en experiencias que no son grartificantes dentro de la vivencia de nuestra fe. Estas experiencias queman, rascan... Más me preocuparía si no te hubiera interpelado, "hecho sentir mal".

Cuando se te pase el dolor volverás a ver lo divino del sacramento... La forma cambiará, pero el contenido sigue siendo el perdón del padre.