«Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.» (Lc 6, 36-38)
Porque ser compasivo, es padecer con... Y hoy tenemos muchas personas con las que padecer.
¡Qué fácil es juzgar!, pero no nos dejemos arrastrar por las corrientes. Seamos dueños de nuestras decisiones, de nuestros juicios personales y no midamos al otro con la vara que nunca quisieramos que nos midieran. Acojamos a los demás con AMOR, como ya lo hizo AQUEL.
¿Quién soy yo para condenar?
Perdonar. Aunque duela, aunque hiera, aunque te hayan hecho sufrir demasiado. Purifiquémonos.
Dar. Dar sin medida, sin cansancio, en un 101% de lo que nos den. La recompensa siempre es mucho más grande.
Con el tiempo todo queda en su lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario