domingo, 25 de marzo de 2007

FIAT


Y dijo SI, y así fué...y fué feliz, inmensamente feliz.

"A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró donde ella estaba y le dijo:
-Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo.
Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo.
El ángel le dijo:
- No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y se le llamará Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.
María dijo al ángel:
- ¿Cómo será eso, pues no tengo relaciones?
- El ángel le contestó:
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, porque no hay nada imposible para Dios.
María dijo:
- Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
Y el ángel la dejó". (Lc 1,26-38)


Fidelidad

Sonrisa

Humildad

Entrega

Bondad

Amor, de madre

Generosidad

Humanidad

Coraje

Docilidad

Acogida

Solidaridad
Porque con tu SI, María, eres el mayor ejemplo de Fe y misión que puede existir: GRACIAS.
Porque escuchas la palabra de Dios y la cumples: GRACIAS.
Porque en tu nombre se han levantado tantos templos para honrar tu vida, la de TU HIJO y las de tantos santos: GRACIAS.
Por ser el pilar de tantas congregaciones y comunidades: GRACIAS.


A María siempre nos la imaginamos bonita, la dulce joven de rostro inmaculado. Pero por encima de toda esa apariencia yo me imagino a la esa madre entregada y generosa que es capaz de arriesgar su vida por sus hijos, por sus hermanos y compañeros del camino.
Gracias María por tu FIAT, por el que hoy sigues siendo ejemplo, de entrega y aceptación generosa, para tantos cristianos, para mí a pesar de mi débil fe.

sábado, 24 de marzo de 2007

Nuevas buenas, o buenas nuevas....


Hacía ya varios días que no renovaba el blog…lo siento amig@s, pero, aunque no sea una disculpa, ando un poquillo liada últimamente.
Lo cierto es que están siendo días llenos de aventuras para contar en el blog, pero a veces una también necesita su tiempo para asimilar las cosas, reflexionar las situaciones y seguir sonriendo cada día, porque además merece la pena.
Os voy a pone algo que hace unos días escribí en el trabajo:
Sonrío, ¡¡me llenas tanto!!. Cada una de tus apreciaciones es nueva para mí, cada una de tus preguntas me cuestiona un poco, visitante.
Eres el primero de la mañana, el que llega cuando aún hay quien sigue durmiendo. El que llega lleno de vitalidad y ganas de descubrir historias tan antiguas. Agradeces las cosas tantas veces que me siento orgullosa de estar ahí, al lado de usted.

Acaba de entrar por la puerta, es media mañana, y cree que lo sabe todo, y me ataca con preguntas impertinentes e inseguras. Me trata como si fuera un florero, cuestiona mi formación y mis dotes en público. Sin embargo usted a mi me parece una persona tremendamente educada y respetuosa, aunque claro, ambos podemos estar equivocados.

Son la una y veinticinco, quedan pocos minutos para cerrar la mañana y se das prisa por entrar. Quiere ver las cosas rápido porque asegura no tener mucho tiempo, nosotros en el fondo estamos encantados porque nos iremos antes pero no queremos que usted se deje nada en el tintero e intentamos ser lo más amables posible.

Comidita rica, descanso merecido, cafecito compartido y vuelta al trabajo…

Y llegan ese matrimonio tan mayor que hace días nos preguntó como tenía que hacer para entrar. Y sonríen, y les sonríes. Les ayudas a subir y bajar las escaleras. Te sientas con ellos mientras ven el video, y aplauden, y nos cogen de la mano. Y te dan mil veces las gracias. Y te cuentan que ellos conocieron aquello cuando había un cine. Y les acompañas hasta la salida. Y te promeneten que volverán.

Vosotros acabáis de salir del cole, no sabiáis que hacer y os habéis acercado hasta aquí. Os han contado que es divertido pasear por el mismo lugar que lo hicieron unos soldados del siglo XVI, y me preguntais mil cosas, y me haceis sonreír nuevamente y darme cuenta de que elegí bien queriéndome dedicar a la enseñanza.
Más y más rostros, sonrisas, agradecimientos, felicidad, añorqanza de tiempos pasados, aplausos…

Ya vamos a cerrar, acabas de llegar con tu sonrisa de siempre para hacer tu labor de todos los días. Hoy te acercas más de lo normal, y me vacilas más de lo normal. Yo me río, me acuerdo de aquellas palabras de hace días. Me encanta hablar contigo, y conocerte. Eres un encanto, un pequeño encanto.

Porque venir a trabajar merece la pena, porque no sé que pensaré mañana, pero hoy soy inmensamente feliz.




Un besote para tod@s.

lunes, 12 de marzo de 2007

Porque le debo mi nombre

Por esta canción me llamo como me llamo, si. Es gracioso pero hoy me he despertado (tarde, por cierto) con esta canción en mi cabeza.

Y en versión freaky...

Cuando estaba a puntito de nacer mi abuela iba apuntando nombres "raros" en el calendario, si. Mis padres no sabían si sería niño o niña, así que le encomendaron a mi abuela la díficil tarea de buscarme un nombre.
Y nada, el día que nací pues mi abuelita había apuntado éste porque lo había escuchado de la canción de Nino Bravo, curioso.
Cuando fuí presentada "en sociedad" mucha gente le decía a mi madre que vaya nombre feo que me había puesto ¡ya veis!, porque hace un cuarto de siglo éste era menos habitual. Su tía le dijo que porque no me había llamado Rosita, o Yolanda, o incluso Adela que es como se llamaba la tía en cuestión, pero no, me quedé, gracias al Cielo, con Noelia (Natalia o Noemí para mis enemigos).
Y esta es la historia de mi nombre, y este es otro motivo por el que agradecer la vida de mi abuela Rosa.

domingo, 11 de marzo de 2007

El alma nunca muere...

Hace justamente hoy tres años que nuestras vidas se separaron para siempre. Volaste alto, hermano, y a manos de unos desalmados perdiste la vida, tu más sagrado tesoro.
Te arrancaron las ilusiones, los momentos compartidos y los sueños por realizar. Dejaste un vacío que es imposible de llenar, y con el que hemos tenido que aprender a vivir cada uno de los que creemos en la paz, en la justicia y en la convivencia.
Me es díficil hacerme a la idea del dolor que puedan estar sintiendo quienes te conocieron de cerca, los que tuvieron la gran suerte de cruzasre cntigo en su vida, porque tiene que ser terrible. Tus padres o tus hijos, tus hermanos, tus abuelos, tus tios, tu familia en general, tus amigos. Sé que todos y cada uno de ellos te echa de menos, pero mantengo la espernaza de que desde allí, donde volaste alto, cuidas de ellos y les mandas toda tu ternura para que aprendan a vivir sin tu presencia física, porque la otra la tienen a cada rato.
Hoy amigo, hermano, te rindo mi pequeño homenaje particular y te mantengo en mi corazón como algo sagrado. Quiero a través de mis palabras acercarme a ti y a los tuyos, y decirte que yo creo en la justicia, creo en la fraternidad y apuesto por la paz.


UNIDOS, SIEMPRE, EN LO COTIDIANO.

lunes, 5 de marzo de 2007

Palabras antiguas para tiempos presentes

«Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.» (Lc 6, 36-38)

Porque ser compasivo, es padecer con... Y hoy tenemos muchas personas con las que padecer.
¡Qué fácil es juzgar!, pero no nos dejemos arrastrar por las corrientes. Seamos dueños de nuestras decisiones, de nuestros juicios personales y no midamos al otro con la vara que nunca quisieramos que nos midieran. Acojamos a los demás con AMOR, como ya lo hizo AQUEL.
¿Quién soy yo para condenar?
Perdonar. Aunque duela, aunque hiera, aunque te hayan hecho sufrir demasiado. Purifiquémonos.
Dar. Dar sin medida, sin cansancio, en un 101% de lo que nos den. La recompensa siempre es mucho más grande.

Con el tiempo todo queda en su lugar.

viernes, 2 de marzo de 2007

"La gente mayor"

Llega un momento en el que las personas pasan a convertirse en "gente mayor", término indeterminado, pues el momento exacto del comienzo de nuestra vejez no está marcado en ningún libro, que yo sepa. También podemos conocerles como la "Tercera edad" (si alguien sabe cuanto dura la primera o la segunda, y si hay una cuarta...no dude en decirlo).


El caso es que ahí tenemos a un numeroso grupo de personas a las que tratamos bajo ese término. Un numeroso grupo de personas que llevan ya muchos años transitando por la vida, con sus más y sus menos, con sus aprendizajes, historias, manías, saberes, recuerdos.

Hay quien considera a esta gente como un estorbo, o simplemente como una indiferencia, y abusan de ese estado de senectud para cometer las más atroces barbaridades contra la vida humana, dejando de lado el respeto y la educación. Este tipo de hechos me repatean interiormente y no me dejan lugar al razonamiento. Un ejemplo: Dos ancianos de 90 y 97 años maltratados por su propio hijo (uno de tantos ejemplos). Y en mi cabreo no solo me refiero al maltrato físico, porque para mi es tan endemoniado ese como el moral, porque anda que no hay gente que maltrata psicológicamente a algunos abuelitos.

No lo puedo entender, me es imposible razonar esta situación. Respeto profundamente a la gente mayor, me parecen un tesoro lleno de sabiduría y conocimientos. De dos de los que he tenido más cerca hasta hace bien poco he aprendido tanto que sería incapaz de resumirlo en unas lineas.


El camino no siempre es fácil, y quizá de mayores nosotros también tosamos, nos fatiguemos, durmamos mal o lleguemos a olvidarnos de las cosas. Y cuando llegue ese momento seguro que querremos ser tratados con mucho cariño, con entrega y con amor. Así que sembremos, porque como decía siempre mi abuelo: quien siembra, recoge. Y no solo por eso, sino por educación, por fraternidad, por AMOR, ¡¡¡por Dios!!!.


Desde mi silencio pido por toda la gente mayor que habita en el planeta, para que sigan siendo un pilar básico de esta sociedad, para que sigan siendo ejemplo de sabiduría, para que nos sigan conquistando con sus interminables anécdotas, para que siempre saquen una sonrisa de un niño y un caramelo escondido en el bolsillo de sus recuerdos.