Quedan pocas horas para que suenen las doce campanadas y a mi mente vienen muchos momentos de este 2006, año que desde luego no queda en blanco.
Lo comencé, por primera vez, sin la presencia de mi abuelo y encima a los pies de la cama de un hospital, donde estaba mi abuela. Momentos duros, amargos.
Pero a pesar de que el 2006 no comenzó demasiado feliz guardo para mi las miles de cosas vividas y aprendidas, los miles de recuerdos que de golpe se agolpan en mi cabeza, en mi corazón. Todos esos momentos en los que me di cuenta de la importancia que tiene una mano amiga, un corazón fiel, una palabra sincera:
- Una familia más unida que nunca,
- Unos amigos más pendientes de lo normal.
- Personas, que sin quererlo, se han tornado en imprescindibles.
- Aquel viaje por tierras gallegas, en familia, en busca de un testimonio de amistad, de honor, que llenó mi vida de mucha alegría.
- Dar por terminada mi vida en tierras castellanas y enorgullecerme de esos tres maravillosos años en los que he tenido la gran suerte de tener una maravillosa "familia adoptiva", unos compañeros de lo cotidiano incrrrrrreibles, una vivencia de fe preciosa y muchos más recuerdos.
- Un verano para el recuerdo.
- Un otoño inexplicable, un viaje al interior.
- Una entrada en el invierno llena de esperanza.
- Y Dios, que me llena por dentro y a quien quiero irradiar por fuera.
En todo y cada uno de esos momentos ha habido ALGUIEN que nunca me falla y siempre está ahí.
Y en la mayoría de ellos puedo alegrarme de tener a tanta gente conmigo, de vivir el día a día con personas especiales. El moverme, en lo cotidiano, entre seres inigualables.
Decía Carlos en su blog que se lleva del 2006 el corazón lleno de nombres, yo puedo hoy repetir esa palabras que un día escribió Pedro Casaldáliga: "Al final del camino me dirán:—¿Has vivido? ¿Has amado?Y yo, sin decir nada,abriré el corazón lleno de nombres."
GRACIAS, MIL GRACIAS A TODOS Y CADA UNO DE LOS QUE LLENÁIS MI VIDA.
Por hacer alegre mi vida.
Por completar lo que me falta.
Por ser hombro, mano, oidos, boca.
Por quererme y dejaros querer por mí.
Por rezar conmigo, y por mi.
Por las veces en las que sois el Evangelio vivo.
Por todo eso, GRACIAS.
Aquí estaré cuando vuestros pies no puedan seguir adelante, aquí estaré para compartir alegrías.
CANTEMOS Y RECIBAMOS ASÍ AL 2007
Bienvenido seas 2007, seguro que llegas lleno de momentos mágicos.