En este DÍA DEL MAESTRO no puedo, ni quiero, dejar de felicitar a tantos maestros que hacen de su vocación una verdadera devoción. Como viene siendo costumbre.
Ojalá el ejemplo de Calasanz sea luz para nuestros caminos y nos ayude a ejercer un auténtico magisterio moderno, fresco, renovado, apasionante.
Yo me quedo con una frase suya, de San josé de Calasanz:
"Si por el amanecer se adivina el buen día y del buen comienzo se deduce el buen término, depende el resto de la vida de la educación de la edad tierna, de la que jamás se pierde el buen olor, como del ánfora que contuvo el vino añejo."
Y también con esa poesía de Celaya que tan bien resume la tarea del maestro:
"Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca:
hay que medir, pensar, equilibrar
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Y es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada."
(Gabriel Celaya)
En mi casa hoy lo hemos celebrado, familia de maestr@s. Además, tal día como hoy hace 89 nacía mi abuelo, un gran maestro.
Volvamos a ser como niños, yo en lo cotidiano quiero seguir llevando a esa niña dentro...
(foto en un día rural, parte de la cuadrilla)
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