lunes, 23 de abril de 2012

Como cada lunes

Los lunes se me pasan volando. Me levanto, me voy al trabajo, la mañana y la tarde se me pasan volando. Siempre me quedo un ratito después del trabajo para planificar bien la semana. Y hasta hace unos meses era el espacio de tiempo que tenía entre el trabajo y ellos, a quienes tanto echo de menos y para quienes va hoy decicada mi entrada, porque se lo merecen, porque desde hace unos meses cada lunes intentan hacerse presentes, de la manera que sea, para que no me olvide que antes los lunes siempre los acababa con ellos.

Como cada lunes, hoy también os he echado de menos. 
Nunca me cansaré de deciros que lo siento. Para mi no fue fácil tomar aquella decisión, lo sabéis, fue algo muy doloroso. Quizá, puede, seguramente tomé el camino más fácil, o el más cobarde, según se mire. Estaba sufriendo, sufriendo muchísmo. Y después de una ardua lucha interior, tuve que decidir cortar con una situación que me estaba robando el sueño y arrebatando la libertad y, sobretodo, cortar con algo que atentaba contra todos los valores morales en los que creo, los que defiendo.
Jamás hubiera pensado que podía pasarme algo parecido, cuando alguien me contaba algo similar siempre pensaba que eso no podía pasarme a mi. Además, siendo como soy, nunca hubiera imaginado que no hubiese tomado cartas más serias en el asunto, porque lo tipificado, tipificado está. Aún hay veces que pienso que soy gilipollas por haber dejado pasar esto, sin más, quizá es que aún se me pasa por la cabeza poner las cartas sobre la mesa... no lo sé.
Hay veces, chicos, que la vida es así. Haces cosas que nunca antes hubieras imaginado hacer. Tengo una amiga que siempre me dice que la vida es imprevisible, y que las cosas siempre pasan por una razón.
Se que en estos meses os he ido pidiendo que no me lo recordaráis, que aunque os doloriera (fastidiara) que yo no estuviera ahí, pensaséis que me hacía daño. Pero quiero que siempre sepáis, quiero recordaros que sabéis que estoy ahí, para ser risas y hombro, para que me alegréis el día saludándome desde la ventana cuando yo voy a mi trabajo, para que me encuentre con vosotros y arreglemos el mundo.
Hoy, como cada lunes, os he echado de menos. Y me consta que vosotros a mi también.
Y doy gracias por vosotros, cada día en lo cotidiano.

Tomar una decisión no siempre es fácil. Tomarla en soledad acarrea sufrirlo en el silencio de ti misma.
Pero lo importante es ir poco a poco asumiéndola e intentar ir descubriendo los caminos que se abren ante ti.
En lo cotidiano, lo conseguiré.

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