domingo, 23 de enero de 2011

¡Qué sabios son los niños!

Hoy hemos celebrado el Día de la Infancia Misionera. Además de reflexionar sobre ella he estado un buen rato dándole vueltas a las sabidurías de esos pequeños seres que alegran mi día a día y lo llenan de esperanza y emociones.

De ellos aprendo a dar sin esperar, a abrazar porque si y no porque es lo que toca, a dar un beso sin esperar otro de vuelta, a compartir mi almuerzo con el que no tiene, a sujetar la puerta a las personas mayores y a decir buenos días con la mejor de las sonrisas.

Y con ellos me doy cuenta que los adultos muchas veces complicamos a los pequeños con nuestras paranoias y oscuros pensamientos.

Hay un pensamiento- poema- reflexión de Jorge Capsiski que tengo en mi agenda y que leo en esos días en los que los niños son más niños que nunca y se portan como niños.



YO NO ENTIENDO A LA GENTE GRANDE

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque tapa la luz del sol.
Quita las flores a las plantas para dejarlas marchitar en un jarrón.
Y enjaula a los pajaritos.
Porque ha pintado todas las cosas de color gris y ha llenado el cielo de antenas y chimeneas.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque se creen importantes por el solo hecho de ser grandes.
Porque no me dejan caminar descalzo ni chapotear en la lluvia.
Porque me compran juguetes y no quieren que los use para que
No se rompan.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque le han puesto nombre difícil a todas las cosas sencillas.
Porque se pegan entre ellos o se pasan la vida discutiendo.
Porque quieren tener empleos importantes… y viven sentados
En una silla.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque me hacen decir versitos que no entiendo.
Porque me obligan a besar a la gente que no conozco.
Porque están siempre muy apurados y nunca tienen tiempo de
Contestar una pregunta o de contar un cuento.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque no les gusta sentarse en el cordón de la vereda.
Porque no sienten el placer de perder el tiempo mirando.
Alrededor y son incapaces de dar vueltas en un carrusel.
Porque cuando me porto mal me amenazan con ponerme una inyección.
Y cuando me enfermo me dicen que una inyección me va a hacer bien.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque quieren que coma con horarios…y no cuando tengo hambre.
Porque cuando pregunto algo, me contestan que soy muy chico…
Y cuando pido un chupete me dicen que soy un grandulón.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque siempre se hacen los lindos o los serios.
Porque dicen mentiras y ellos mismos se las creen.
Porque cada vez que me mienten me doy cuenta y sufro mucho.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque me dicen miedoso y ellos me hablaron de cucos y fantasmas.
Porque me piden que sea bueno y me regalan para jugar revólveres,
Dardos, flechas y escopetas de aire comprimido.
Porque han llenado la casa de cristales, porcelanas y cosas que se.
Rompen y ahora resulta que no puedo tocar todo lo que veo.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque perdieron la ganas de correr y saltar.
Porque olvidaron esas cosas que tanto les gustaban de chicos.
Porque antes de reírse siempre le piden permiso al reloj.

Yo no entiendo a la gente grande…
Porque cuando hago algo malo me dicen "no te quiero más".
Y yo tengo mucho miedo que me dejen de querer en serio.

(Jorge Capsiski)


Benditos niños. Cuantas veces me tomo el trabajo con relax sin ser consicente que tengo entre mis manos tesoros en vasijas de barro y que lo que para mi son tonterías para ellos suponen esfuerzos ilimitados.

A mi sobirno le salieron los seis primeros dientes muy pronto (con cuatro meses ya tenía cuatro dientes). Estos días andan saliéndole más, los colmillos dice mi madre (que es la abuela de la criatura, y ya se sabe que las abuelas son muy sabias, y la mía (mi mami) ha criado familia numerosa). Bueno, el caso es que he oido decir mucho estos días que si nos salieran los dientes de mayores saltaríamos del dolor. Eso me enseña, me enseña mucho. Mi pobre sobrino lloriquea, le da el mimo pero aguanta como un campeón. Esos esfuerzos que hacen los pequeños por aguantar, y que los adultos no sabemos apreciar.

Y tú, ¿aprender de los pequeños?, ¿qué te regalan?.

Que cada día, en lo cotidiano, siga aprendiendo de ellos.

sábado, 15 de enero de 2011

Autointerrogatorio no resuelto


¿Qué quieres?
¿Qué buscas?
¿Qué necesitas?
¿Para qué?
¿Por qué?
¿Cuándo?
¿De qué manera?

Bufffffffff, no puedo. Parece mentira la edad que tengo. Doy dos pasos y retrocedo seis. Grandes, quizá para otros simplonas, cosas cotidianas que hacen que se me levante el temido dolor de cabeza, que llore escondida en los rincones y que no pueda evitar pensar en ellas. Y para intentar evadirlas escucho esta canción, que es mi despertador y que es, por rutina, la que escucho cada mañana cuando salgo de casa.




martes, 11 de enero de 2011

Tú, MI ABUELA.

Un ejemplo a seguir.
Un pilar en mi vida.
El significado de la palabra generosidad.
Las manos de mi abuela, trabajando sus labores
La sabiduría encarnada en una mujer.
Manos trabajadoras.
Lealtad.
Amor a los suyos.
Fidelidad a su amado.
Capacidad de desdoble.
Personalidad atrayente.

Si, abuela, esas y muchas otras cosas eres para mí. Y hablo en presente porque, aunque hoy haga cinco años que te fuiste al cielo con el abuelo (que solo había muerto nueve meses antes), sigues estando presente en mis pasos, en mi camino, en mi vida. ¡¡Hay tantas cosas que estarás disfrutando ahora mismo desde la estrellita en la que estás!!: Eres bisabuela, tus nietos tienen trabajo y trabajan en lo que les gusta, tu hija por fin descansa de una temporada agotadora, tu yerno (al que tanto has adorado siempre) sigue siendo ese buen hombre con su extraordinario sentido del humor. Lo bueno de que mi madre fuera hija sola es que nosotros fuimos nietos en exclusiva, jejeje.

Como ya dije una vez de ti y hoy vuelvo a repetir:  PASÓ HACIENDO EL BIEN.

Todos los días te echo de menos, y aunque he aprendido a vivir sin ti hoy estoy un poquito triste. Abuela, EN MI RECUERDO SIEMPRE (cuando te dediqué estas palabras solo hacía un año de tu partida...)

Te quiero abuela, con toda la capacidad de amar de la que soy capaz en esta cotidaneidad.