Y de repente Tú, en medio de mi cotidianeidad.
Un niño que llega y me abraza, y me dice que me quiere y que me ha echado de menos este fin de semana, el otro que no acierta a abrocharse los botones de la bata, la que no encuentra su almuerzo y llora desconsolada, el que mira al infinito buscando inspiración para su próxima travesura, la que te mira de reojo mientras sospechas que algo le pasa, el niño que te agarra de la bata para que le hagas cosquillas con tu dedo mágico, la que te ha hecho un dibujo que seguro en unos siglos será admirado en algún museo, ... La mamá que no encuentra consuelo ante la impotencia de no saber cómo acertar con su pequeñuelo, y me pide consejo a mí que solo soy una joven maestra inexperta. Y él, que con su presencia llena mi estómago de mariposas cada vez que nos cruzamos y sin quererlo nuestras miradas parecen encontrarse, o quizá sea cosa mía ¿qué me estará pasando? me pregunto. También están ellos, mis chicos de Confir, esos grandes adolescentes que hacen de las tardes de los lunes una fiesta de la alegría, de la cercanía y la confianza, del hoy que es el futuro, y del que en cierto modo me siento responsable. Y estás tu, pequeñito ser de a penas dos kilos y medio, que pataleas con fuerza dentro del spa materno para saludarme ¡si tu supieras lo que tu tía te quiere ya!, no veo el momento de acariciar tus mejillas y darte infinitos mimos. Estáis tant@s como os acercáis hasta mí y sois mis compañeros de camino.
Todo son señales, me dice una compañera. Hace unos días leía: A Dios no se le explica, a Dios se le experimenta… frase que me viene removiendo, que se me ha metido en la cabeza y le sigo dando vueltas.
En este tiempo de Cuaresma quiero experimentar más que nunca, quiero ser consciente de tu desierto, mi buen Jesús, en medio de estas pequeñas señales cotidianas que me das y me ayudan a estarte agradecida.
Quiero cuidar estas semillas de vida, a propósito de semillas un fantástico video del gran Pocoyó que esta mañana me ha enseñado una buena lección...
Cuidemos estas semillas.
Contigo, cada día, en lo cotidiano.
4 comentarios:
Gracias Noe porestá entrada que me calienta el alma.
Tiene razón tu compañera a Dios no se le explica se le experimenta.
Llevo años pidiéndole a Dios que no me dé grandes problemas, que yo no voy a poder con ellos, que me dé pequeños inconvenientes con los que limarme poco a poco y... ya se sabe "pedid y se os dará".
Me dan ganas de decirle: porfa, ya basta de inconvenientes, pero no me atrevo.
Que las mariposas vuelen a sus anchas pronto.
Un abrazo
María jesús
comparto desde mi lugar esta experiencia! Con otros rostros, otros nombres... mis días llenos de estas presencias con las que Dios mismo me va despertando a mirar y descubrirlo en la sencillez, en "lo cotidiano", en lo que puedo compartir desde mi tarea, en lo que me llega a través de los chiquis de la Guardería y de las mamás y papás que necesitan ser escuchados y acompañados en su "ser" padres.
Me sentí muy identificada con tu entrada.
Y ojalá que esta cuaresma, que es puro regalo, nos abra los ojos a descubrir a Jesús bien presente y vivo en medio de las personas que comparten nuestro camino de todos los días.
Un fuerte abrazo!
PD: Euge ya está en casa. Ufa! que no pudieran encontrarse...me hacía tanta ilusión. Era como estar de alguna manera yo misma por ahí. En fin....me deja entonces la tarea pendiente para mí alguna vez.
Feliz cuaresma, hermana. Pronto llega la Pascua, y hará un año que nos encontramos. Y desde entonces no hemos dejado de encontrarnos.
Te mando un abrazo enorme, muy unidas.
Feliz cuaresma, de encontrarse.. en todos los sentidos.
¡Muak!
Hola precioso lo que escribes te invito a pasar en mi blog,un abrazo somos religiosas,espero que te guste mi blog es para todos,un abrazo
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