lunes, 9 de junio de 2008

¿A quién se le ocurriría?

Haciendo eco del título que da nombre a mi entrada del blog...

¿A quién se le ocurriría inventar el sistema de numeración chino?
¿Y el japonés?
¿Y el egipcio?

De verdad, que a veces pienso que la locura nos viene desde muy antes. Y no es que sean sistemas feos, pero son aburridos como ellos solos. Además leerlos por curiosidad es divertido, pero tener que estudiárselos, eso ya es otro cantar.

Y ya no digo nada si la cosa va de bases, porque mira que es aburrido utilizar el algoritmo de la multiplicación "por enrejado", vamos multiplicar por el método del enrejado utilizando la base estrella, la base 7, esa que no tiene teoría concreta sino que se demuestra haciéndolo.

Las matemáticas son así, están llenas de nombres raros, de métodos raros y de cálculos imposibles (por mucho que se empeñen en decir que son exactas).

Si a todo eso le unes que la atracción que sientes por ellas es nula, que desde pequeña te enseñaron a odiarlas y que además no le encuentras un sentido lógico a que intenten inducirte a que les tengas cierto aprecio colaborando en que las tengas que estudiar por los siglos de los siglos amén. Pues apaga, y duérmete.

En fin, estoy muy rayada en lo cotidiano, tanto que estoy pensando comprarme una pizarra gigante para no acabar con los bosques, porque a este paso no van a quedar folios para mis cálculos.

Me entristece mucho pensar que ésto esté acabando con mis neuronas, las pobres no tienen la culpa de mi ineptitud. Lo siento, soy incapaz de comprender. Yo soy más de devanarme los sesos con un buen libro, de idear el aula perfecta, de pensar en como ayudar a un niño a aprender las letras, de escuchar sus travesuras, de inventar manualidades con desecho.

Estoy rara, me siento rara. Por un lado quiero parar el tiempo para que todo se grabe a fuego en mi cabeza, por otro quisiera que volara para que la sensación fuera como la de un sueño del que sales animada.

Como decía mi abuela: tendrá que ser así. Y puesto que parece que me haya mirado un tuerto tendré que apechugar con lo que venga, más de sí no puedo dar. Así sea.

2 comentarios:

edna dijo...

Jope... pos a mi se me cae la baba con las mates... Era una de las candidatas a ser estudiada por mi antes de que tirase los libros y la juventud por el ventanuco de la azotea...

Son exactas... :D y se puede jugar con ellas, una vez que aprendes las normas... aleee a dar vueltar y jugar entre números y teorias, letras y graficos ñam ñam ñam como mola

PD: hoy no te he visto por el messenger...

Anónimo dijo...

Para tener la copa en las manos hay que saber sufrir en los partidos complicados. A veces es el rival el que lo pone difícil. A veces es uno que no da la talla. Pero esos son los partidos que curten. El camino hacia la victoria es difícil y lleno de supuestos fracasos. Pero al final, un día, todo conspira y el triunfo se consuma. Y ese día llega siempre.

Besos