jueves, 14 de febrero de 2008

enAMORad@s

Hoy es un día de esos en los que la gente se pone tontona y el pastelismo asoma por todas las esquinas.

Si, hoy es San Valentín, y quizá porque nunca lo he vivido en pareja o porque este tipo de días inventados me repatean, me sigue pareciendo una fecha comercial y de E.C.I. Pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, he estado reflexionando sobre el amor.

Analizando mi vida "sentimental" solo he estado enamorada de verdad, creo que lo estuve, una vez en mi vida y ni tan siquiera llegó a ser un amor correspondido. De aquello tengo unos recuerdos preciosos.

Claro, "amores" (entre comillas) en mi vida ha habido varios. Ese "amor" de mi infancia tan divertido con D., o mi "amor plátonico" adolescente por Jonathan Brandis (¿te acuerdas Sara?), mi fijación por R. en las clases particulares o cuando llegué a COU que se me dispararon las hormonas. Después J., de quien he aprendido lo que no es el amor. Y después en búsqueda, en búsqueda o parada...porque las cosas buenas y bonitas llegan cuando menos te lo esperas, dicen... Y hoy por hoy nadie concreto ocupa un lugar preferente, sino muchísimas personas. Aysss, el amor...

Pero el amor no es solo parejil, y yo no solo he pensado en ese.

Me da la sensación que la palabra amor la hemos usado tanto y en tantas cosas que es como un vaso que va perdiendo su trasparencia y su brillo con el uso y con el tiempo.

Creo que el amor comienza cuando sabes ver en el otro sus heridas, su necesidad de ser escuchado, su tristeza, su dolor, su sed; o al contrario cuando le ves feliz, alegre, optimista y compartes con él o ella todo eso. Pero claro ¡qué complicado es a veces ésto! porque cuántas veces vamos, voy, por la vida sin mirar a mi alrededor y ver esa necesidad tan grande de darte y de compartirte. Supongo que es más fácil seguir tu camino sin preocupaciones que pararte y dar, dar hasta que te duela. Compartir hasta más allá de tus propias posibilidades. Porque ya lo sabemos, ya sé que el amor no debería tener límites. San Agustín fué muy claro con ésto: "La medida del amor es el amor sin medida".

Si de verdad queremos dar amor, amor en todas sus dimensiones, tenemos, tengo, que estar dispuestos a sacrificarnos y no hablo de un sacrificio material, hablo de sacrificarnos nosotros mismos y nuestras propias circunstancias. Y a veces eso es lo chungo, el sacrificio exige mucho y quizá por eso el amor falla.

¡¡Anda que no hay amores!!.

"Ama y haz lo que quieras" dice san Agustín. En lo cotidiano tenemos millones de oportunidades de amar, de ver ese amor con los ojos del enAMORado de verdad que no se conforma con medias tintas.

Recuerdo que hace tiempo una amiga tenía como firma al pie de sus correos una frase que dice:

"Aquello de lo que te enamores, lo que te arrebate tu imaginación, afectará todo. Determinará lo que te haga levantar cada mañana, lo que harás con tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quién conozcas, lo que te rompa el corazón y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado, y esto lo decidirá todo"
Pedro Arrupe, SJ

Ojalá en lo cotidiano sepamos, sepa, permanecer enAMORad@s todo el rato.



Por cierto, hoy me he acordado de una canción preciosa HASTA MI FINAL, de Il Divo

No hay comentarios: