Me siento emocionada, si. En esta cotidianeidad, que hoy se hace extraordinaria, me gustaría dedicarle unas palabras a alguien a quien guardo un especial cariño a pesar de que el tiempo (y las circunstancias) nos hayan separado.
Dice una frase popular, típica de agenda de cole, que “Mucha gente entra y sale de tu vida, pero solo los verdaderos amigos dejan una imborrable huella en tu corazón”. El tiempo no ha podido borrar ni uno solo de los recuerdos de aquellos momentos vividos a tu lado.
Desde temprana edad soñando con pizarras y cuadernos de colores, con sonrisas y alboroto de niños. Desde temprana edad soñando una vocación, vibrando con ella. Soñando con un futuro que entonces parecía lejano e incierto, un futuro que compartiríamos. Nuestro sueño se hizo realidad, pero nunca lo hemos podido compartir.
Intuyo que estás viviendo uno de los momentos más dulces y significativos de tu vida, se acerca un día importante y es por eso que no puedo, ni quiero, dejar pasar la ocasión para alegrarme contigo, por ti.
Aunque no cite aquí tu nombre sé que si lo lees sabrás que ésto está escrito para ti. Quizá nunca lleguen a ti estas palabras, con toda probabilidad yo tampoco me atreveré a hacértelas llegar. La misma cobardía de siempre, la que acabó con una bonita historia…¡qué lástima!. Y es que lo que no se cuida se estropea y se marchita.
Aún con todo y con ello en mi corazón siempre habrá un lugar para ti, para los buenos recuerdos y las inolvidables vivencias. Siempre habrá un lugar para el recuerdo, para mirar los álbumes de fotos y dejar escapar una lagrimilla de melancolía, la misma que hoy recorre mi ser.
Intento ordenar mis recuerdos, las cosas que hoy quisiera decirte pero no puedo. Es por eso que, en lo cotidiano de este día de junio, en esta serena tarde, va para ti mi pensamiento y mi deseo de que todo salga genial. Es el tiempo se soñar, de seguir creyendo en los sueños...
Gracias por el camino compartido.